Censo de aves acuáticas invernantes en embalses y otras masas de agua del interior de la Comunidad Valenciana

Desde 1967, la organización Wetlands International promueve y coordina un programa de censos de aves acuáticas en humedales, que se desarrolla en todos los continentes. Los censos se llevan a cabo anualmente durante el mes de enero, periodo en el que muchas especies de acuáticas se congregan en enclaves concretos y sus contingentes se muestran más estables, por lo que su recuento es más sencillo y fiable que en otras épocas del año. En la región del Paleártico occidental, que comprende Europa y Oriente Próximo, se cubren alrededor de 20.000 humedales en 50 países, gracias a la colaboración de más de 10.000 observadores, que globalmente censan unos 20 millones de aves de 175 especies.

Imagen 1. Embalse de Forata, Yátova (la Hoya de Buñol). Se trata del único embalse delrío magro, situado a los pies de las sierras de Malacara (al norte) y Martés (al sur). Fue construido en 1969 con una capacidad de 37 hm³ y una superficie de 231 ha.

El aspecto más relevante de este programa es su capacidad para proporcionar tendencias de poblaciones de aves a largo plazo, mediante recogida de datos de forma estandarizada: recuentos efectuados con la misma metodología y en los mismos sitios cada año. De esta forma, se dispone de información sobre la evolución de las poblaciones de aves acuáticas y su estado de conservación, teniendo en cuenta que esta información es crucial para su gestión (muchas son aprovechadas cinegéticamente, otras se encuentran amenazadas). Periódicamente se publican documentos analizando estos resultados a nivel internacional.

Además, los censos de acuáticas se han convertido en un instrumento fundamental para el conocimiento y valoración de sus hábitats, los humedales, que son objeto de atención preferente por su fragilidad y singularidad. Instrumentos internacionales dedicados a la protección de humedales y aves, como el Convenio de Ramsar, el Convenio de Bonn y el Acuerdo para la conservación de las aves acuáticas migratorias afroeuroasiáticas, se nutren a nivel técnico y científico de los datos suministrados por este programa de censos.

Como complemento a los censos de aves acuáticas nidificantes e invernantes que se venían realizando en los humedales litorales de la Comunidad Valenciana desde mediados de la década de 1980 (SEO/BirdLife y Servicio de Vida Silvestre de la Dirección General de Medio Natural), la Societat Valenciana d’Ornitologia comenzó en el año 2000 a muestrear algunos de los humedales interiores que hasta entonces habían quedado fuera de los censos tradicionales. Y es que en el interior de la Comunidad Valenciana existe un buen número de zonas húmedas de origen artificial, entre las que sobresalen embalses para abastecimiento y producción de energía, balsas de utilidad agrícola y otras resultantes de la actividad minera. El grado de conservación estructural y funcional de estos ecosistemas es variable, pero todos albergan en diferente grado poblaciones de aves acuáticas cuya magnitud hasta entonces era desconocida y valía la pena considerar.

De este modo, el censo de las aves acuáticas en embalses y otras masas de agua del interior de la Comunidad Valenciana se lleva realizando de forma ininterrumpida todos los años desde el año 2000 por socios de la SVO y otros colaboradores. En este censo intervienen observadores conocedores del terreno y competentes en la identificación de aves, que desde la orilla prospectan la masa de agua con medios ópticos adecuados (telescopio y prismáticos). Anotan en fichas el número de aves presentes de cada especie. Los conteos son diurnos, aprovechando una mayor estabilidad de los bandos durante el día, cuando las aves dedican mucho tiempo a reposar o alimentarse sin desplazarse. En el caso de grandes embalses, puede ser necesario el concurso de varios observadores que se encarguen de contar distintos sectores. Los censos se efectúan cada año en torno a mediados de enero, simultáneamente en todos los embalses de la Comunidad Valenciana y otros humedales interiores, con el fin de evitar conteos repetidos de ejemplares que pudieran haberse trasladado de un lugar a otro.

Imagen 2. Embalse de Benagéber, Benagéber (la Serranía). Este pantano se construyó en el año 1955 en el cauce del río Túria sobre 722 ha, con una capacidad máxima de 228 hm³. Su construcción comportó la desaparición del antiguo poblado, los habitantes del cual fueron trasladados a nuevos núcleos como los de San Antonio de Benagéber (en la actualidad en el Camp de Túria), San Isidro de Benagéber (en l’Horta Nord) o un nuevo Benagéber cerca del antiguo.

Esta metodología resulta particularmente indicada para el censo de anátidas (patos) y fochas, cuyas poblaciones son así monitorizadas con mucha fiabilidad. Sin embargo, hay otras especies de aves acuáticas que se dispersan en humedales pequeños o ríos (garzas, cormoranes), que son de hábitos escondedizos (gallinetas, zampullines), cuyos contingentes son más inestables o que utilizan ambientes diferentes durante el invierno (gaviotas). Para ellas, las cifras obtenidas con la técnica antes descrita son menos fidedignas, y es necesario emplear estrategias alternativas (por ejemplo, el seguimiento de dormideros).

A nivel general, la capacidad de acogida de los humedales interiores de la Comunidad Valenciana para las aves acuáticas está muy relacionada con el nivel de inundación de los mismos, que a su vez depende de las precipitaciones caídas durante el año anterior. Cifras mínimas se han verificado durante ciclos de sequía, en los que la mayoría de los individuos se concentran en aquellos humedales que mantengan condiciones hidrológicas aceptables. No obstante, el estado del conjunto de los humedales ibéricos cuenta, ya que en temporadas especialmente lluviosas la gran disponibilidad de hábitats permite una mayor dispersión de las poblaciones, con el resultado de conteos más bajos en embalses concretos. También las tendencias numéricas de algunas poblaciones derivadas de la protección en zonas de cría (caso del cormorán grande), o las modificaciones progresivas de los rangos geográficos ocupados, que pueden responder así ante nuevas condiciones ambientales u oportunidades (caso de algunas anátidas que invernan en mayor cuantía en regiones norteñas), pueden verse reflejadas en los datos de los censos.